LOS SEGUNDOS COLONOS DE LA GUAJIRA

EL MESTIZAJE EN LA GRAN NACION WAYUU (A FINALES DEL SIGLO IX Y A COMIENZOS DEL SIGLO XX).

LOS SEGUNDOS COLONOS DE LA GUAJIRA

INTRODUCCION

     Paraguaipoa era apenas una ranchería. esta colonia militar es fundada en 1880 se considera la entrada de Venezuela al territorio wayuu, sirve también para controlar el paso terrestre al país exigiéndosele a los comerciantes la presentación de pasaporte y una guía para las mercancías. A los indígenas se les pedía información acerca del lugar de donde provenían, su destino y datos personales así como el número de animales que conducían.
    -pero antes de eso comentemos, que siendo que el mestizaje entre el wayuu no desintegro al pueblo wayuu, sino que fueron asumidos por la misma, pero solamente para aprovecharlos a sus propios intereses, tal como ya leímos de los escritos por los españoles, aunque los investigadores contemporáneos niegan que sea negativo si no muy beneficioso para el pueblo,¿ serán hermanos los que valiéndose de su condición de mestizos negocian con los criollos la venta de sus propios hermanos de sangre para ser utilizados como esclavos? en las fincas del sur del lago de Maracaibo, y en algunas casas de ricos en Maracaibo, y no solamente en la ciudad, sucedía este crimen, sino en las fincas de criollos de wayuu  acaudalados del municipio Páez, (hoy Guajira) de ese tiempo y en casa de familias de Paraguaipoa,  estoy hablando de lo que sucedió a finales del 1880 y hasta a mediados de 1900, de esto trataremos más adelante sobre esta aberración y crimen contra un pueblo indefenso, que tampoco se debe negar, que grupos comandados valerosos wayuu y Kucina  batallaron en contra de esta práctica y que también a la larga fueron absorbidos por la burocracia de ese tiempo, así como ahora sucede en la actualidad, desde  tiempos de la colonia a existido esta dualidad de intereses, pero los que murieron “con las botas puestas” como Juuweechipalä (Juliet Chapara), muerto en combate en Kaimaalü (caimare chico 1886) por cierto lo asesina, el jefe de fronteras el general Rudecindo González alias el cachimbo, el historiador Matos Romero, dice que con solo 40 hombres contra 300 Kucinas montados a caballos, cuando fue al contrario, hay indicios escritos que las guerrillas wayuu y Kucinas tenían hasta cañones facilitados por holandeses piratas y mercenarios que frecuentaban la gran nación wayuu por las costas desde castilletes hasta Jepirra (cabo de la vela ) quizás con el intercambio comercial que mantenían los wayuu de perlas, hoja de coca (Hayo ) y el fruto del divide sujüjülaaitchii.
     Para labrar una visión hacia el futuro más cuando se trata de un pueblo debe estudiar y entender su  historia, su génesis histórico su proceso social, en el caso

de la nación wayuu el proceso de mestizaje,  tuvo su apogeo a finales del siglo IX y a comienzos del XX, claro en épocas anteriores ya venía sucediendo pero en menor escala; para darle credibilidad a lo planteado tuvimos a bien transcribir un estrato del libro “Apuntaciones historiográficos, acerca de algunos segundos colonos de la Guajira” “Crónicas Guajiras” del eximio autor Doctor Manuel Matos Romero, de su Edición del año 1972.
    Estudioso y amplio conocedor de la historia inmediata de la gran nación wayuu, todo ello debido a una estrecha amistad que tenia con los ciudadanos de la gran nación wayuu José de los Santos Montiel “El Cuya” y su primo José de la Rosa Fernández “El Torito Fernández”, wayuu ambos del clan Wülïiana, (tíos, por modestia aparte de mi progenitor Antonio Fernández Wülíïana) ambos ciudadanos muy versados sobre las crónicas y las costumbres wayuu, José de la Rosa fue amigo personal de varios mandatarios nacionales como José Vicente Gómez, Eleazar López Contreras, Rafael Caldera entre otros, amigo personal del escritor  Rómulo Gallegos, tanto así que fue su guía en su periplo por la Guajira cuando escribió su novela “Sobre la misma tierra” en 1941, cuando el doctor Matos Romero trae hasta la Guajira al celebrado escritor Don Rómulo Gallegos, y estos ciudadanos lo nutrieron de sus conocimientos sobre las crónicas wayuu al plantearle al autor Matos Romero de inmortalizar en un escrito los nombres y vicisitudes de la Guajira a finales del siglo IX y a comienzos del siglo XX, y hoy con orgullo personal transcribo para conocimiento de los lectores estas crónicas contadas por estos wayuu, ya fallecidos, a los Ait’ junairrü (occidentales) para mantener la historia viva las ideas y la filosofía de estos baluartes, primero desde la visión del escritor pero manteniendo el carácter histórico en respeto a la oralidad del pueblo wayuu, (los párrafos en cursiva y en negrita, son comentarios de este servidor) disfruten de las crónicas wayuu. ESPACIO ABIERTO, PARA LLENAR UN VACIO.

LOS SEGUNDOS COLONOS DE LA GUAJIRA.
    Durante la segunda mitad del siglo pasado y los primeros 40 años de la presente centuria, más o menos de 1850-1940, la península de la Guajira desde el cabo de la vela hasta Sinamaica  es visitada y en ella se asientan unos definitivamente y otros temporalmente, varios hombres audaces y dinámicos en busca de fortuna y aventura que llamaremos, segundos colonos de la Guajira, procedentes unos de Curazao, Aruba, Bonaire, Colombia Venezuela, Francia, Holanda España, Estados Unidos del norte, entre otros.
     Para tratar de comprender el porqué algunos de estos segundos colonos se asentaron y se quedaron de por vida en la península de la Guajira y tuvieron  hijos en muchas mujeres wayuu, es preciso aceptar el hecho de que ellos entendieron y vivieron intensamente la Guajira, es decir se adaptaron a sus costumbres, usos lenguas, leyes, música, juegos, leyendas, mitos, tradiciones, mejor dicho, aceptaron sus culturas y asimilaron además algunos  rasgos característicos  de ellos, como la rudeza, violencia, hospitalidad, sinceridad. Y porque además el factor atrayente  e imantado para el extranjero fue la mujer wayuu la majaayuut, que tiene hechizos insospechados, especialmente su nobleza, su abnegación, sacrificio, atención y cariño por su compañero y por sus hijos, su capacidad de trabajo y de resistencia, ya que la mujer wayuu trabaja muy duro a tiempo completo, sufre hambres, trae al mundo varios hijos y sus labores son múltiples, pues prepara la comida, recoge la leña, trae el agua de la casimba, cuida a los niños y a los animales . hila,  teje, cose los vestidos de la familia, lava la ropa , ayuda al hombre en los trabajos del campo durante los periodos de mayor actividad, compra los alimentos y vende lo que produce, como chinchorros, capoteras, bolsos , mantas, tapices, etc. Y es el eje y centro de la familia, y su dignidad la fundamenta en una solidaridad con su compañero, pues muchas veces sigue a este en sus viajes o cuando va a recibir algún dinero y hasta en sus parrandas domingueras ya que por naturaleza el wayuu es tímido, es reservado, introvertido, cauteloso y no es expresivo sino cuando ha habido alcohol, pues la mayoría de las veces no hay amor ni sexo sin alcohol lo cual provoca regularmente la violencia y la riña, ( las drogas y el alcohol desde la perspectiva del occidental, Ait>junairrü, tiene sus objetivos de sometimiento, esto en el caso del marido borracho, lo aprovecha el Ait>junanairrü endulzándola prometiéndole y pagándole favores a ella y al marido con ron y alcohol, aquí en el estrato citado de Manuel Matos Romero, lo describe desde su punto de  vista occidental.)
    Algunos de los segundos colonos se dedicaron a la pesca de perlas, muchos al contrabando, a la cría de ovejas, ganado vacuno, caballar y caprino otros a exportación de frutos y productos de la región y a otros menesteres, y echaron raíces allí, formando familias, uniéndose a mujeres wayuu con las cuales procrearon múltiple descendencia y otros que temporalmente la recorrieron en busca de petróleo, etc.,
      Tanto los segundos colonos  de la guajira, como luego del mestizaje de aquellos con guarichas sus retoños  ya “indigenizados” o  “guajirizados”, tomaron las riendas de la región ya dominada por sus padres y se dieron a conocer por la fundación de empresas comerciales como la pesca  de las perlas, la cría de ganados y caballos, por la fundación de algunas rancherías, por las guerras que se hacían entre algunas “castas” o “clanes” a las cuales ya esos mestizos pertenecían por la línea materna a la raza indígena y a la “casta”  a que pertenecían sus madres porque  según la ley guajira el hijo sigue y forma parte de la  casta de sus progenitora y lleva su apellido, pues predomina el matriarcado.
Cuando los ingleses eran dominadores de los mares para esa época burlaban la vigilancia de las costas desguardadas  de la Guajira y hacían desembarco de mercancías que negociaban con los wayuu.
    Por sus actos de violencia, coraje valentía y decisión tanto los segundos colonos como a sus hijos mestizos, hicieron conocer a la Guajira fuera de las fronteras de la península, como por las exportaciones de dividivi, algodón, semillas de tártago, aceite de cocos, concha de mangle, maderas cueros de res, ovejas y chivos, cecinas de caprinos y ovinos, chinchorros, capoteras y pellones  para sillas de montar bestias etc.  De la rica artesanía Guajira y por el comercio clandestino de mercaderías que se hacía por varios puertos de la costa Guajira como Bahía Honda, Portete, puerto libre, Puerto Arturo, Puerto Estrella, Puerto Bolívar, Puerto Lugonia, llamado después Puerto López en honor al presidente de Colombia que le dio puerto libre a la Guajira, Castilletes etc.
    En esa época de mediados del siglo IX y a comienzos del siglo XX, en la Guajira y Rio de Hacha, fue la floreciente  exportación llamada la “época del dividivi” y por tanto “la época del oro”, como en el Zulia llamamos la “época del chorro” o del “oro negro”, a partir de 1922 cuando reventó en la Rosa de Cabimas, el famoso pozo de petróleo “Barroso 2” que vomito en día 100.000 barriles de aceite negro y que inicio en Venezuela una nueva era de la explotación del crudo en la cuenca del lago de Maracaibo.
    El dividivi fue el fruto exportado de la Guajira que mas rentas producía en ese entonces al fisco nacional de Colombia.
    Por tanto en los puertos de cabo de la vela, san José de Bahía honda, Portete, santa Cruz, san Nicolás de los menores, Castilletes de la costa Guajira, los Españoles habían levantado en la época de la conquista y la colonia, fortificaciones y ciudadelas para defenderse del ataque permanente de la tribu Guajira, formada por los diferentes clanes o castas matriarcales y evitar así la piratería de los barcos ingleses holandeses etc.
    En las praderas cercanas  a las lagunas de “el pájaro” y en la sierra Makuirra, Vivian indígenas y ganados poromana, casuto, surimana, causiajirumana, lugares que después fueron asientos de extranjeros como Toño Iguaran, Rodolfo Morales, Miguel Freile, Luis Palacios, Prospero Arregoces y otros tantos más que allí se establecieron y echaron raíces profundas en dichas tierras.
    El Colombiano Ramón Pana tenia cultivos de algodón en el sitio llamado Carrizal y allí se estableció  Juan María González era un veterano navegante colombiano que hacia continuos viajes de Rio de hacha a las costas Guajiras llevando mercancías de contrabando.
    Cuando el general Francisco D, Pichón pacifico a los belicosos indios “Cocinas” que comandaba el cacique Prieta reconocido en esa época como uno de los más valientes caciques de la Guajira crecían en abundancia en esas tierras y pastaban en sus estepas miles de animales de todas clases: caprinos , ovinos, vacunos, y caballar, se comía mucho la sobrasa Higuarayas que son los datos y lefarias especie de cactus, que se dan silvestre en Zulia y Falcón y abundaba así mismo el árbol del Calabazo, así sucedía cerca de él “Pájaro” donde estaba la laguna “Guayacasira”.
    Se establecieron también en la zona de la Guajira, Joaquín de Armas, Colombiano, quien poseía cierta cultura y se hizo rico, Joaquín Rivera, el cacique Máximo hijo de la mestiza María Concepción Bruzon y Francisco Rivera.
    Otros como José Vicente Pimienta Riohachero fue uno de los segundos colonos de la Guajira que se estableció en bahía Honda “el Choclire” Juan G. Barros, Rafael Pimienta, se enraizaron también en la Guajira y allí vivieron, criaron animales y procrearon muchos hijos, domaron potros cerreros, herraron animales maestrencos e hicieron la guerra  a algunas castas apoyados por otras a la vez, principalmente los clanes a que pertenecían sus mujeres Guajiras.
    Luis Cotes Gómez y José Eduardo Illidge ejecutaron con recursos de su patrimonio personal, caminos de tierra o de recuas, por  supuesto, y abrieron la vía de comunicación rustica por medio de la cual se podía atravesar parte de la península.
UN MESTIZO WAYUU “AS” DE LA AVIACIÓN FRANCESA.
    Juan Bautista Brets, hijo de conde y de la india Josefina Bonivento, fue llevado desde niño a Francia por su padre que era Francés y allá se hizo aviador, combatiendo en las filas del ejército francés donde se alisto en la primera guerra mundial de 1914-1918.
     Se cuenta del que cuando los Alemanes bombardearon a Paris con el cañón Berha 70, sin que los “ases” de la aviación francesa pudieran determinar el sitio escondido en que se hallaba emplazado el referido cañón, Juan Bautista Brets, el hijo de la pampa Guajira lo descubrió, valido quizás de la formación  del sentido de orientación y sus instintivo olfato de indio montaraz, como quizás no lo aventajaba un tigre cuando persigue una pieza, y por ese hecho histórico fue condecorado por Francia.
UN WAYUU MESTIZO HÉROE DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA DE VENEZUELA
     El almirante José Prudencio Padilla (1788-1828), hijo de una mujer guajira, natural de Río Hacha, Colombia, luchó en el ejército español y fue veterano de la batalla de Trafalgar. Se unió a Bolívar en 1815 y comenzó una larga carrera de triunfos que culminaron con la Batalla Naval del Lago. Después de la contienda se dedicó a la política y por actos de indisciplina fue encarcelado en 1828. Al mismo tiempo que se desarrollaba el atentado contra Bolívar, fue rescatado de su prisión, pero atrapado de nuevo, terminó fusilado y posteriormente ahorcado su cadáver. Se dice que Padilla ignoraba el plan de insurrección. Cien años después, sus restos fueron trasladados a la catedral de Río Hacha.

POLIGLOTA MESTIZO WAYUU
    Entre los hijos prominentes de la Guajira en esa época se destaco Alejandro Vancovenoven, hijo de holandés y wayuu, a quien los wayuu llamaban “Yayá”, porque a él lo consideraban wayuu muchos de ellos antes de irse a estudiar al extranjero.
     Era mestizo, hijo de padre holandés y madre wayuu, hablaba varios idiomas; el ingles, el francés. El holandés, aprendidos en Europa y en sus viajes al exterior, el idioma castellano y la lengua Guajira aprendidos en la península de la Guajira.
Se decía de él que tenia costumbres diferentes a las del guajiro, pero Alejandro Vancovenoven aun siendo civilizado se sentía también atraído hacia su raza  caía bajo las leyes de la hospitalidad Guajira, que considera sagrada la persona del amigo (walée) y del hermano (tawaláa) visitante ante el insulto y el ataque, mientras este en la casa de un wayuu. Es una especie de derecho de asilo en miniatura, que constituye otra institución Guajira.
     Las majaayut defendían a “Yayá”, decían ellas  por qué no los ofuscaba el egoísmo ni la rivalidad como a los hombres. Las wayuu adultas comentaban, esta tierra no quiere, no sabemos si por envidia o que a Juan Bautista Brets ni a Alejandro Vancovenoven, siendo el primero un “as” de la aviación francesa  que dio a conocer en el mundo a la Guajira, y al segundo, por es un poliglota, y ya quisieran muchos civilizados saber tanto como ellos dos. Pero así como los wayuu replicaron las majaayuut a los hombres en plena conversación.
     Vancovenoven les decía a algunos de los hombres ricos de la Guajira, que viajaban al extranjero, porque ellos no sospechaban el fervor que despertaron entre los parisinos las señoritas Manases, las tres hijas del francés Alberto Manases cuando iban a Notre Dame, a los campos Elíseos, al museo del Louvre, a los inválidos, a las tullerias, trajeados con sus lindas y floreadas mantas guajiras, sus sandalias de suela con sus grandes motas de algodón de variadas colores, con sus aretes , collares y azorcas.
UN ESPAÑOL PESCADOR DE PERLAS EN LA GUAJIRA
     Otro de los segundos colonos de Guajira, fue el Españoles José Pascual y Pons que se quedo en la península, después de haber obtenido del gobierno Colombiano para pescar en los mares de las costas Guajiras, en Cabo de la vela, Taroa, Portete, etc.
    Luego fundo la población de “Cardón de los Remedios”  y trajo buzos y escafandras de las islas de Margarita y trinidad, pero dicha población no prospero porque fue sitiada por la sed, no había agua.
    Para ese trabajo de la pesca de perlas, el Arubeño Ángel Henríquez le aconsejaba a Pascual y Pons, que nombrara un intérprete  para los indios y otro para los Riohacheros, por lo difícil y confuso que era entenderse con ambos por la diferente psicología y a veces lenguaje de sendos caracteres.
    Pascual y Pons llevo a cabo varias temporadas de pesca, pero llego el momento de alzar vuelo y regresar a Colombia pero a la vez estaba enamorado apasionadamente de una hermosa wayuu llamada Maruma.
    Debía de ser esta según las conversaciones de los presentes, el polo imantado que transmuto a Pascual y Pons de la noche a la mañana, en la viva estatua de Rodin, pues al amanecer, reunió a Pascual y Pons a los empleados de su empresa y les dijo: yo no me voy de aquí, los que quieran acompañarme pueden quedarse, continuara la pesca. Y allí se quedo con su hermosa wayuu pescando perlas y pescando amor.

EL PRIMER PERIODICO QUE SE PUBLICO EN LA GUAJIRA.   
    Francisco de Luque fue el fundador del primer periódico que se publico en la Guajira y que se denomino el “El Clarín” con imprenta propia y se imprimía en el sitio llamado Laguna de Tucacas, se publicaba en español y se repartía en varias ciudades Colombianas y algunos números llegaban a Maracaibo también.
    Así se expresaban  y pensaban algunos de estos segundos colonos de la Guajira  a mediados del siglo IX y a comienzos del siglo XX, hombres valientes y audaces  algunos de ellos  con cierto  grado de instrucción y cultura  que se asentaron en las sabanas  Guajiras, inhóspitas y resecas y domeñaron y sojuzgaron el medio ambiente  sometiéndolo a su manera de actuar y pensar, aun cuando recurriendo en veces a la violencia cuando las circunstancia lo precisaban, pero que a su vez comunicaron cierta instrucción a algunos de sus hijos y parientes, porque casi todos procrearon numerosa prole en mujeres wayuu.
    En la Guajira se publicaban dos periódicos en español el primero nombrado “Frente Guajiro” fundado en 1958 en Paraguaipoa y cuyo director era el Licenciado en periodismo Claudio Semprun.
    Otro periódico mensual fundado en Paraguaipoa en 1972 se llamaba “Nunuikii Wayuu” (la voz del guajiro) y su editor fundador era Ricardo Luis Semprun y Andrés Hernández, (educadores) hoy día no circulan estos periódicos, (hay un periódico editado en Maracaibo, que se llama Wayuunaiki
EL MESTIZAJE EN LA GUAJIRA         
    Con la invasión de   extranjeros  a la Guajira en el periodo ya mencionado, más o menos de 1850 a 1940 de holandeses, franceses, curazoleños,  Arubeños  españoles. Etc.
Uno de los rasgos más característicos e importantes de nuestro mundo americano es, sin duda, al decir  del Dr. Arturo Uslar Pietri, en su libro “Valores Humanos”  tomo II, 1964, del mestizaje.
    Cuando se habla del mestizaje americano se piensa generalmente, continua diciendo Uslar Pietri, este proceso se ha reducido a la mezcla de sangre que durante  más de cuatro siglos en tierra americana se ha venido verificando entre blancos, indios y negros. “había una cultura de los Mayas, una de los aztecas, una de los Incas, una de los Chibchas y así muchísimas más     a estas culturas, absorbiéndolas, dominándolas y deformándolas, el tipo de cultura occidental que representaba España, pero no ocurre simplemente una sustitución, no desaparecen las culturas indígenas, (ocurre una aculturación) la cultura española se inunda de nuevos productos, tanto de especies y animales minera y medicinal, esto también es mestizaje, pero a lo contrario.
    Así mismo paso con los aventureros extranjeros que llegaron a la Guajira, aceptan nuevas costumbres, alimentos, conociendo y practicando nuevas costumbres, contrabandeando, pescando perlas guerreando como verdaderos wayuu, hablando el idioma wayuu, pensando y actuando como verdaderos wayuu así también sus hijos  mestizos, en una hibridez de sangre y culturas diferentes pero en los cuales predomino casi siempre la herencia del indígena.
(Estos a mi parecer constituyen una nueva clase social entre los wayuu y los que no son wayuu, todo manejados a conveniencia con actitudes y pensamientos filosóficos propiamente mestizo, que denigra y se aprovecha de sus propios hermanos, véase en las poblaciones de Uribía, Riohacha por citar nada mas estas dos poblaciones llaman a sus cotorréanos wayuu despectivamente “indios” “Guarichas” “brutos” entre otros epítetos denigrantes y racistas, hay un odio ancestral entre negro y wayuu. Aun así que muchos seudo-entendidos indigenistas wayuu, se hagan los locos y desatiendan este hecho, es una realidad como lo fue o lo es la esclavitud entre los wayuu, y los wayuu esclavizados, estos álgidos temas lo trataremos en capítulos apartes).
     Anota el escritor Antonio Joaquín López  (Briscol) en su libro “Los dolores de una raza” 1951.” el mestizo es hijo sublevado de la llanura y el producto de la lujuriante sensualidad de la india, contagio impuro de una horrible mezcla”.
     El escritor venezolano Francisco Herrara Luque, en su libro “los viajeros de Indias”1970.”Si la india no hubiese recibido con beneplácito a los conquistadores y no hubiese ayudado a destruir  a sus hermanos de raza, probablemente la conquista de América no se hubiese realizado, o sea se hubiesen indigenizado los españoles” (:¡:)
     Igual argumento sostenemos (prosigue Matos Romero) que si las indias guajiras de  mediados del siglo IX  y a comienzos del siglo XX no hubiesen convivido con los extranjeros  y criollos segundos colonos que penetraron a la guajira, no hubiera tenido lugar el mestizaje  de sangre cultural que ha venido desde entonces echando raíces en la península.
     Continua diciendo Herrera y Luque  que “en semejante condiciones  es natural que el hombre de América se fuese consumiendo de tristeza  y de rencor, hasta hacer prácticamente imposible la continuidad de su raza, por esta causa dos generaciones más tarde casi no quedaban mas indios en los pueblos españoles”
     “con la llegada de las negras esclavas, nuevas vías de proyección demográfica se sumaron al español. Los españoles prefirieron desde el primer momento a las negras esclavas que a las indias por su mayor zalamería y emotividad...originándose una gran cantidad de mulatos desde los primeros días de la conquista” el atractivo sexual y la lascivia de las negras era irresistible para los blancos, escribe Gage.-. El atavié de esa clase baja es tan ligero y su modo de andar tan encantador, que muchos españoles, aun los de mejor clase, desdeñan a sus mujeres por ellas”
Dice Herrera y Luque que “eso se ve claramente en el censo de 1650 para 400.000 negras que había en América para la fecha (incluyendo viejas y niñas) los desvaneos de  sus propietarios les habían fecundado el vientre 269.000 veces.
“el conquistador, al igual que su descendiente, fue el macho omnímodo, como un padrote de cría, emprende la tarea de poblar un nuevo mundo con la negra a su derecha y la india a la izquierda, Andrés Eloy Blanco plasmo la escena en bellas estrofas de su canto a España. ...” y el mundo, estupefacto. Vera la maravilla de una nueva raza que tiene por pedestal tres quillas...”
     Los que participamos de la ideas y conceptos  del profesor  Dr. Miguel Acota Saignes  dice “ no puede haber otra política indigenista que aquella  que se formule para considerar que aquella  que se formule para considerar a los indígenas simplemente como compatriotas ciertamente portadores de rasgos culturales diferentes signos de respeto , estudio a veces fomento, con todos los derechos de los venezolanos  para incorporarse a lo que  se puede considerar como más avanzado y provechoso” consideramos que también los mestizos wayuu llevan gran parte sangre wayuu y de cultura indígena y debe haber motivos rechazarlos por provenir del mestizaje.
UN CARAQUEÑO PADRE DE UN “CACIQUE” WAYUU.
    Uno de los segundos colonos  de la guajira procedente de Caracas y que llego a Castilletes, fue Rudesindo García, quien se estableció allí y se caso con una tía del Cacique “Torito Fernández” llamada Ana Josefa, con la cual tuvo una hijo también llamado Rudesindo García  quien lo llamaban los wayuu “Cachirroulëe” (el tetón) quien a su vez tuvo a las hijas,  Dolores Fernández y Zoila García, este Rudesindo García (el mestizo ) fue uno de los más importantes Caciques de la Guajira (según Matos Romero) de fines del siglo IX y comienzos del siglo XX , fue mas jefe que el “Chiop” Luis Fernández, con más clase tribal por la línea materna , más valiente y más rico, y por la influencia que llego a tener hijos entre varias “clanes” Guajiras.
     El viejo Rudesindo García padre del “Cachirroule” regreso a Caracas después de muchos años de haber vivido en la Guajira en la localidad de Porshoure y la montañita.
ALGUNOS DE LOS POBLADORES DE CASTILLETES.
    Muchos venezolanos, colombianos, mestizos hijos de franceses, holandeses  y antillanos nacidos de mujeres guajiras y algunos  otros llegados de Maracaibo, Coro, Sinamaica y otros lugares ayudaron a fundar a Castilletes.
Pueden citarse entre otros fundadores de Castilletes a Abrahán Cambar, quien llevo a la guajira un barco desde Maracaibo para hacer viajes entre los dos puertos, Abrahán Manases, quien era un hábil talabartero, hijo del francés Alberto manases, Arsenio Cruz, Ramiro Ramírez, Rodolfo Medina, Asdrúbal Echeto. Osvaldo Montiel, Medardo Osorio, de Maracaibo, Sócrates Pérez de Coro, Francisco Machado y Venancio Machado de Sinamaica Rodolfo Iguaran, Isidro Valbuena y Eleazar Montiel Paz de víveres y mercancía en Castilletes y gozaban de buena situación económica.
    Eleazar Montiel Paz fue en dos ocasiones Gobernador del distrito Páez (La Guajira) y presidente del concejo municipal en Sinamaica. Era comerciante y criador de animales vacunos y ovinos. Dueño del hato “El Dividivi” situado cerca de Sinamaica, que el poeta zuliano Elías Sánchez Rubio acostumbraba visitar , pues allí vivía Basilicia Paz su amada “Irama”, y donde pasaba las horas de la canícula acostado en una hamaca  debajo de dos “matapalos” que habían en dicho hato, Montiel Paz era hombre serio, respetable  y padre de numerosa familia entre cuyos  hijos  están José de los Santos Montiel (El Cuya) Robert, Lucinda; Luzmila, Rosalbina, Hermagoras, María de los Ángeles, Nemesio, Paulino, José Elías, Rufino, Edilia, Josefina, Noé, Meleandro, Hugo, José Rafael, Y Ana Dolores Montiel, Y Héctor Larreal.
    Estaba casado con Asunción Polanco, sobrina del famoso Cacique Juliep Chapara, que los wayuu llamaban Uyechipalää. Wayunisando el nombre.
    Otros de los pobladores de Castilletes fueron Hermenegildo Palmar, Antonio Silva, Montero dueño de una gran bodega llamada “La Lucha” Jesús Cruz, quien estableció un gran negocio de mercancías Antonio Alberto Palmar, José del Carmen Villalobos, dueño este de una bodega, Víctor  Macías  procedente de Coro, el Holandés John Boom a quien apodaban el maestro dueño de una bodega, Bruno Gómez de profesión marino y capitán de un barco.
Ignacio Polanco, Abelardo Crespo y Joaquín Crespo estos dos últimos eran indígenas, que fueron llevados a Caracas por orden del general Joaquín Crespo siendo presidente de Venezuela en 1894 y tomaron su apellido y allá recibieron cierto grado de instrucción, y luego regresaron a la Guajira , usando de nuevo el Shein wayuu (traje del hombre wayuu) y siguieron sus costumbres.
Otro venezolanos fueron Graciliano Añez, padre de los González, procedente de Maracaibo, Juan Fernández procedente de Coro, quien era el abuelo del Cacique Luis Fernández “El Chiop” y Bisabuelo del “Torito Fernández”, de Felipe, Jesús, Y Samuel Fernández de  la localidad de Wincua.
El venezolano Telésforo Montiel tenía un negocio en Castilletes que tenía fama en esa época, pues allí concurrían y se divertían los vecinos del lugar, llamado “El sol del Zulia”, ya que allí se cantaban gaitas Zulianas y otras melodías populares.
Allí también se veía al Venezolano serio y respetable como Agustín Palmar, así como el militar de la pasada revolución como el general Florentino Vargas, Colombiano. Todos concurrían a divertirse  y para complementar a las mozas de varias nacionalidades, entre ellas Colombianas, venezolanas, y Guajiras, etc. todas eran la sal y pimienta de la farra.
   Otro de los segundos colonos de la Guajira fueron Rodolfo Medina, José María Ramírez y Orangel Arenas procedentes de Maracaibo.
   Cuando enterraron los mojones de cemento en Castilletes como demarcación de la línea fronteriza entre Colombia y Venezuela, se dio un caso raro ya que algunos ocasiones fue objeto de disputas y aclaraciones , pues algunas casas quedaron con la cocina y el patio del lado Colombiano mientras otras piezas como la sala y los cuartos del lado Venezolano.
    Estas circunstancias dio motivo para que ciertas ocasiones, delincuentes de uno y otro país. Se introdujeran en casa por el frente o por el fondo según las conveniencias del momento, para quedar así en territorio de una u otra nación, y alegar luego este hecho como argumento para no ser detenido por las autoridades.
Visitaban también a Castilletes, Guajiros vecinos de Comunidades cercanas y lejanas y cacique que Vivian en Wincua como Luis Fernández (Chiop)  y su hermano el cacique José Fernández, este ultimo a quien Juan Bautista Reyes (El terror de la Guajira), siendo jefe de fronteras de Venezuela en Paraguaipoa, ordeno asesinar alevosamente apoyado en la fuerza, en el sitio  nombrado “Warraira”, cerca de Pararu en 1921, en donde años después Benito Roncajolo. Siendo presidente del Estado Zulia  en 1944, hizo clavar una cruz de madera  de curarire  de gran tamaño, para señalar  el lugar donde cayeron acribillados a tiros de máuseres el cacique José Fernández y su amigo el ganadero Elías Hernández.

La cruz de madera  de curarire  de gran tamaño, que señala  el lugar donde cayeron acribillados a tiros de máuseres el cacique José Fernández y su amigo el ganadero Elías Hernández, Benito Roncajolo  Siendo presidente del Estado Zulia  en 1944 hizo clavar;  hace más de diez años un rayo lo alcanzo desde la base desde  esa vez permanece en el suelo, como sitio sagrado para el wayuu y sus familiares, todavía el lugar permanece desierto como sitio de veneración a la sangre derramada, (Watrraira, al norte de Paläalü, (Pararu)



Con los respectivos pedimentos y homenaje al caído en el sitio, el Finado José Fernández quien fue hijo de uno de los segundos colonos de la guajira, Rudesindo González “El Cachimbo”,  muerto en el año 1921 por las balas traidoras del “terror de la Guajira” Coronel Juan Bautista Reyes.


José de los Santos Montiel (El Cuya) hijo de uno de los segundos  colonos de la Guajira, Eleazar Montiel.


José de la Rosa Fernández(El Torito Fernández)biznieto de uno
De los segundos colonos de la Guajira, el Coriano Juan Fernández
Algunos Segundos Colonos en Sinamaica la Guajira
      Llegaron también de Maracaibo y se residenciaron en Sinamaica a fines del siglo pasado como segundos colones, los hermanos Guillermino paz y pepe paz quienes fundaron haciendas de ganado vacuno y fueron dueños de tierras.
       Pepe paz fue víctima del general Rudesindo González alias “cachimbo” cuando este era jefe de frontera de Venezuela la Guajira estacionado en Sinamaica y mato personalmente a pepe paz, con un resolver pepe paz era persona de mucha consideración en dicha población Guillermino Paz, hermano de pepe paz al saber la noticia se armo con un wínchester y mato “cachimbo” en el acto con varios disparos posteriormente, Guillermino Paz se fue de Sinamaica y fundó una hacienda y fue dueño de una considerable extensión de magnificas tierras en el sitio la barua, en la costa este del lago, cerca de Ceuta.
          Uno de los segundos colonos que se estableció en Sinamaica en 1907 fue Miguel Ángel Nava, procedente de Maracaibo y de la isla de toas, donde tenía una fábrica de ladrillos y de cal viva fundo en la laguna de Sinamaica varias haciendas de cocos pastos artificiales ganado vacuno y efectuó siembras de arroz en los fundos “el Japón” “la fortuna” “Puerto Rico” “Cuba” y la “Argentina”
     Sembró buenos pastos para el ganado vacuno que criaba en las haciendas por las aguas del rio limón eran dulces en ese entonces inclusive la ciénaga “el corozal” entrada del caño el pato que era una zona rica en fauna y flora, en el cual Vivian muchos “paraujanos” de la pesca y de la venta que hacían del corte de la juncia llamada “enea” y de las varas de mangle
       Especialmente el cultivo de arroz y la siembra de cocales merecieron la atención particular del hacendado y el agricultor Miguel Ángel Nava pues llego a levantar extensos cocales y a cosechar grandes cantidades de dicha gramínea (arroz) el cual logro vender durante los años de la primera gran guerra mundial de 1914-1918 a cien bolívares el quintal de arroz
       Desde 1914 empezó nava el cultivo de arroz y del coco especialmente del arroz en el fundo “el Japón” y se servía de las entonces dulces del rio limón cuando estas estaban estabilizadas como hoy en día y llego el record de cosechar al año de dicho grano
        Tenía sus maquinas para descargar en arroz en su citado fundo “el Japón” el cual enviaba para Maracaibo en sus embarcaciones para la venta asimismo extraía aceite de cocos de las plantaciones que tenía el cual vendía en el mercado de Maracaibo y que traía en pipotes de hierro
      Nava era hombre serio trabajador infatigable restable y un gran luchador del campo porque habla que ver lo que era en ese entonces meterse en aquellas fértiles tierras pero inundadas y difíciles de cultivar y trabajar debido  a que tenían muchos “pretiles” para contener las crecientes del rio limón y donde existían toda clase de animales dañinos culebras y alimañas que diezmaban la peonada habiendo en 20 años matado más de 5000 culebras del tipo llamado “Guayacán” que venían en los árboles arrancados y el pedazo de madera y troncos que arrastraba la corriente del rio
     En 1932 conocí a Miguel Ángel Nava nuestro viejo amigo y en 1937 tuvimos que ocurrir a él siendo gobernador del distrito de Páez tanto ya como el juez de primera instancia en lo civil que lo era el DR José domingo Montero para que nos diera protección policial para poder ejecutar un interdicto de despojo que inventado por los sucesores de Emigdio Rodríguez de quiénes éramos apoderados judiciales el Dr.  J.A. soto vicuña y yo contra los Méndez, en tierras del rio limón arriba pues estos nos amenazaron de muerte íbamos a ejecutar dicho interdicto con 9 hombres armados de máuseres y algunos peones guajiros de la hacienda “Zanzíbar” nos trasladamos en un vaporcito a motor navegando por el rio limón hasta el sitio del pleito tomamos posesión de dichas tierras en nombre de nuestros clientes pero nada paso al fin del pleito se arrecio luego amistosamente y de manera favorable a ambas partes   
      Luego en 1938 Miguel Ángel Nava fue nombrado gobernador del distrito de Maracaibo (hoy lo llaman prefecto) siendo presidente del Zulia entonces nuestro recortado amigo don Luis Roncajolo gobernador civilista prudente y progresista quien no portaba resolver por eso fue llamado “el presidente sin resolver
       Colaboraron con Miguel Ángel Nava en la siembra de arroz varios expertos agricultores de este grano nativo del pueblo Quisiro entre otros Teodosio Romero Matos, Amasis Padrón, Francisco Casanova, Julio Yoria, Armando Ortiz y otras, más.
En sus dichas haciendas llego a tener nava hasta 200 hombres trabajando en el ganado vacuno, siembra de arroz y de cocos.
   No hay duda alguna de que la salinidad acabara con las aguas dulces del rio limón y con sus riberas y causara más daños que los ya ocasionados a la agricultura y la cría de esa región.
  Otro de los segundos colonos que se estableció en el distrito de Páez (la Guajira) a fines del siglo pasado y comienzos del presente, fue el señor Emigdio Rodríguez un infatigable trabajador y hombre de campo procedente de Maracaibo y respetado en la región quien era ganadero y agricultor habiendo fundado a orillas del rio  limón dos haciendas de ganados vacuno pastos artificiales y cocos llamados “Zanzíbar” y “el limoncitos” llego a obtener una gran fortuna mediante el esfuerzo constante
    Del coco  extraía el aceite que traía embarcado en sus piraguas para venderlo en Maracaibo en unos pipotes de hierro así los productos como queso, mantequilla pastos artificiales para bestias y burros que se expendía en el “puerto del piojo” cocos y ganado en pie
Fue uno de los criadores pioneros que se estableció a orillas del rio limón y que trabajo en la selección de las vacas y la conveniente alimentación de las novillas
En la selección del ganado “limonero” trabajaron mucho los criaderos marenses y de Páez como José Manuel Ríos de Vicente uno de los más preocupados Senén Castillo y otros.  
Los hijos de Emigdio Rodríguez, Emilio y juvenil Rodríguez Añez continuaron la labor del padre de dichos fundos y mantuvieron su producción y desarrollo
   Nuestro viejo amigo don Juan Emmanuel era venezolano hijo de corso cuando joven hizo estudios en el extranjero y hablaba el ingles y el italiano y me refiero cuando trabajamos para la creole petroleum en 1946 en el departamento de tierras de esa empresa que él había tomado parte en la batalla de palo negro, a la Guajira fue con Orosimbo Barroso músico y cantante popular de gaitas zulianas y canciones Románticas que se acompañaba con su guitarra y que fue muy conocido y popular en la región de la Guajira. 
Juan Emmanuel  estuvo viviendo en puerto ingles situado un poco más allá de puerto López y después vivió en Sinamaica y fue gobernador del distrito de Mara en el Mojan, Emmanuel fue un hombre serio, inteligente ,respetable y poseedor de alguna cultura, agradable conversación y buen amigo sirvió también en relaciones públicas de la creole petroleum y visitaba a la Guajira  en diligencias de su cargo se casó en la guajira con la distinguida dama Guajira Clenta González cuñada del cacique Eleuterio Paz (“yajaira”) de de esa unión matrimonial procrearon varios hijos conoció muy bien la península.(Flor Emmanuel González, fue una de sus hijas,  primera reina de belleza en Venezuela, en 1943; mas adelante nuestro entrañable compañero de viaje intelectual, Marcelo Moran tratara sobre el particular en sus crónicas wayuu.)
  Uno de nuestros poetas zulianos más distinguidos e ilustres que visitaba de cuando en vez a los distritos Mara y Páez (la Guajira)  entre 1914 y 1921 en funciones de su cargo de intendente  de tierras Baldías y bosques en el estado Zulia fue don Jorge Schmidke cordial y sincero amigo nuestro desde hace muchos años y también del difunto cacique José de la rosa Fernández alias “El Torito Fernández” quien le dispenso al citado poeta finas atenciones y hospitalidad cuando lo visitaba en su casa en la laguna del pájaro (“Ureli”)
    Jorge Schmidke está considerado por la crítica nacional como “el ultimo parnasiano de Venezuela” y vive desde muchos en caracas Schmidke cumplió así con los deberes en su cargo y todavía conserva gratos recuerdos de la Guajira Y de su difunto amigo “El Torito Fernández”.      
           
Aun faltando mucho por anotar , sin el ánimo de  fastidiarlos con la lectura, los invito a la crónica del coronel y la reina, ya se cito en la página anterior, pero esta vez contada con la acuciosa narrativa que ya nos tiene acostumbrados el cronista wayuu Marcelo Moran Atpushana oriundo de Guarero.       
El coronel y la Reina
Marcelo Morán

    En agosto de 1973, fui a pasar mis vacaciones en la isla Maraca: ubicada en plena desembocadura del río Limón, al norte de El Moján, y cuyo territorio pertenece hoy al municipio insular Almirante Padilla del estado Zulia.
    Cursaba para ese entonces el tercer año de bachillerato en el liceo Hugo Montiel Moreno de esa misma población, y las clases no se reanudarían hasta a mediados de septiembre; teniendo suficiente tiempo  para darle rienda a la diversión.
    Allí me esperaba por tercera temporada consecutiva mi tío Ángel Eduardo Morán, “Anguito” junto a su cordial esposa Hilda, que se esmeraba siempre en darme las mejores atenciones.
   Él se había instalado en ese islote desde 1950, para dedicarse al oficio de pescador como la mayoría de los habitantes de esa pequeña lengüeta de tierra, que tiene como extensión, 50 metros de ancho por 150 cincuenta de largo.
   Un día, decidí acompañarlo al istmo de San Carlos, que se encuentra a media hora en bote rápido, pero en su lancha “Panchita” que se movía con los recursos de una planta a gasoil de las llamadas “pacapaca”  nos demoramos casi un siglo. Aunado a esto estaban los estragos de un sol canicular, que hizo que el viaje se tornara muy tedioso, pero quién lo iba a imaginar, más adelante, con todo y esos azares me aguardaba la historia que siempre quise contar para una publicación como ésta.
    Habíamos pasado por  un caño que parecía a la vez un túnel entre los tupidos  manglares que nos conduciría sin mucho trauma hasta la punta occidental del istmo. Mi tío, hizo amarras, y subimos por un suelo arenoso de donde divisamos a varios pescadores que pelaban con cuchillos varas de mangle, sin descuidar sus miradas a otro lugareño, que empuñaba una botella de ron y repartía tragos a intervalos de un minuto. Todos aparentaban tener un poco más de treinta años, con excepción de otro, que no participaba en la tertulia, por permanecer ocupado en la talla de un canalete, y quien parecía acumular una centena de años.
    Mi tío, los saludó y con la misma actitud se perdió de vista rápidamente en un recodo de ese maravilloso lugar para hacer su diligencia. Mientras tanto, yo me quedaba solo; aburrido, por espacio de un buen rato hasta que se me ocurrió la idea de acercarme al más viejo y el que parecía ser más amigable de todos, pues quería preguntarle cuán distante se encontraba el castillo de San Carlos: la heroica fortaleza edificada en el siglo XVII por los españoles para contener el asedio de piratas y otros enemigos de la corona.
–No queda muy lejos, está por allá –dijo, señalando con el instrumento de labrar, pero  sin mirarme.
–Es verdad que fue atacado por el pirata Morgan –insistí.
–Sí, por el pirata Morgan, y otros muchos, como “El Panther”.
– ¿Ese era otro pirata? –pregunté.
–No, era un barco de guerra alemán. Ya el viejo Mingo te va a contar como fue la historia, me dijo de manera espontánea.
Se levantó con dificultad para sacudir las virutas de madera que se hallaban esparcidos por su torso desnudo y sudado: Llevaba un pantalón caqui, arremangado hasta las rodillas que ajustó a la cintura por medio de un mecate; al estilo de los sacerdotes franciscanos. Luego sacó una botella de anís, que tenía oculta bajo un trozo de tabla y tomó un sorbo fuerte que lo trasformó de pronto en un incomparable narrador.
El coronel
     Era veinticuatro de diciembre de 1902. Tenía siete años cuando llegó la alarma de que venían barcos de guerra a tomar el castillo de San Carlos. El bloqueo ya se había consumado a lo largo de las otras costas de Venezuela por buques de la armada Inglesa, alemana e Italiana, para exigir el pago de viejas deudas y vejámenes causados a sus representantes en las revoluciones internas del país, que obligó al general Cipriano Castro, Presidente de la República a pronunciar la célebre frase de: “La Planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado suelo de la patria”.
“Mi padre que era pescador, fue reclutado con otros hombres a la orden del coronel Juan Enmanuel Arismendi para reforzar el castillo”, me dijo “Mingo”.
    Su madre huyó junto a otros pequeños en cayuco a Sabaneta de Montiel, al oeste de Maraca, luego de avistarse en la distancia las columnas de humo que despedía el vapor de guerra que amenazaba con bombardear la pequeña población.
    Allí permanecieron ocultos con otros pobladores hasta comienzo de febrero, cuando llegó la noticia de que el bloqueo había terminado. “Supimos que nuestro padre no había muerto en el enfrentamiento hasta marzo de 1903, cuando se le permitió visitarnos por escasas horas. En 1908, al fin se le dio de baja y lo tuvimos otra vez en casa. El mismo año en que el general Gómez  mandaba de paseo sin retorno a su compadre Cipriano, y asumía la presidencia de Venezuela”, recordaba Mingo.
    El Panther que era un buque de guerra enorme, pretendió entrar por la fuerza con el propósito de llegar a Maracaibo, pero encalló en la barra, siendo alcanzado por fuego de artillería lanzado desde castillo, que le produjo una avería por la línea de agua, que obligó su retirada hacia mar adentro.
    El bombardeo era desigual. Pues el buque germano poseía artillería moderna que destrozaba en poco tiempo las murallas del castillo junto a sus valientes defensores. En cambio los cañones nacionales, que repelían el ataque, eran piezas que no roncaban desde los tiempos de la Guerra Federal.
El terror
   “Al cabo de dos años, en 1910, –refiere Mingo– volvió el terror a San Carlos”. Ya no era por la llegada de nuevos barcos de guerra, sino por la aparición en el cielo de un gran cometa.
    El pueblo insular así como casi todo el planeta tenían la convicción de que ese día se acabaría el mundo.  “Los  viejos decían que el que mirara aquel fenómeno se moriría en el acto. Yo lo vi durante varias noches –ante los descuidos de mi madre– hasta que desapareció.  Era como una palma gigantesca que ardía en el cielo y no podía apagarse. Y como ve, no me morí. Al contrario, espero verlo otra vez en 1986, si Dios me da vida hasta allá, para volverme inmortal. Porque dicen que el que lo vea dos veces no muere nunca”, me dijo después de soltar una carcajada. 
    Años después, el padre de Mingo hizo amistad con el coronel Enmanuel Arismendi. Siguió viéndolo con frecuencia porque había encontrado trabajo como marino en una goleta que viajaba desde Castilletes a Maracaibo donde tuvieron ocasión de conversar muchas veces sobre aquella frustrada invasión extranjera y sobre cualquier tema que se les ocurría.
    En una de las tantas travesías, comentó, que se había formado en West Point: la academia norteamericana de donde todo militar desearía egresar alguna vez.
    Al final del año noventa regresa a Venezuela y es asignado por instrucciones de Cipriano Castro a trabajar al lado de su amigo el general colombiano Rafael Uribe Uribe, que se encontraba en apuros en la Guerra de los Mil días. Asimismo contó que su padre era un inmigrante que había llegado desde la isla de Córcega con otro grupo de coterráneos en la segunda mitad del siglo XIX para dedicarse al comercio de curtiduría en el estado Sucre. Allí contrajo matrimonio con una nieta de la pareja más heroica de la guerra de independencia: los esposos Juan Bautista Arismendi y doña Luisa Cáceres, y de cuya unión nacería él.
    En uno de esos viajes en goleta de Castilletes a Maracaibo conoció a la que sería más tarde su esposa. Una hermosa joven guajira de mucho arraigo en la península llamada Clenticia González, del clan Apshana, y nieta del general guzmancista Rudesindo González, “el Cachimbo”, fundador de Paraguaipoa.
La Reina
   Del matrimonio con doña Clenticia, nació Flor Emmanuel González: primera zuliana en ganar un concurso nacional de belleza. Eso ocurrió en Caracas en el año 1943, cuando se elegía por primera vez la Reina Nacional de la Agricultura, donde ésta joven de rasgos autóctonos y europeos de un metro ochenta de estatura, ataviada de manta guajira, deslumbraba con su hermosura al jurado de la que formaba parte, entre otros, el pintor venezolano don Tito Salas, quien es conocido por plasmar los episodios más notables de la gesta independentista nacional, y quien más tarde le dedicaría también un retrato al óleo.
    El triunfo de la representante guajira se transformo en una apoteosis jamás vivida en la historia de Maracaibo. Así lo recuerda mucha gente que aún vive y acompañaron la carroza que la trasportaba por las principales calles de la ciudad para aclamarla. Tanto así que, las autoridades del gobierno regional le mandó a erigir en la avenida 5 de Julio una estatua pedestre al lado del Cacique Mara. Sin embargo, todo pareció quedar allí. Porque hasta el día de hoy, no hay ninguna escuela, ninguna calle, ni siquiera de la Guajira que honre el nombre de esta representante de la zulianidad, que se convirtió en la primera Miss Venezuela en la historia del país, aunque el certamen en la que participó aún no tenía esa famosa denominación, no deja de ser, sin lugar a dudas, su predecesora. Y qué decir de su padre, un héroe de la patria que junto a un puñado de hombres valientes defendió la soberanía nacional en 1903, ni siquiera es mencionado en los textos escolares. Su biografía no puede encontrarse ni con los recursos del infalible Google. Sólo que, gracias a personas como el talentoso “Mingo”, y miembros de la numerosa familia González he podido rescatar parte de esta historia, que para muchos pareciera arrancada  de una página de ficción, pero no es así, porque tuve la suerte de conocer personalmente a doña Flor Enmanuel a principio de los ochenta en las exequias de un familiar suyo en la población de Guarero. A pesar de contar para ese momento con casi sesenta años, irradiaba todavía la belleza y elegancia que le mereció un día ser la primera y última Reina Nacional de la Agricultura.

El retorno
    En el año 2003 regresé de nuevo a San Carlos. Había cambiado tanto que por instantes creí hallarme en  otro lugar. Era evidente la deforestación en aquel cinturón de manglares que un día inspiró al artista Hugo Espina para plasmar uno de sus mejores lienzos. Ahora, hay nuevas construcciones: pequeños negocios de comida, casas de abastos, kioscos para alquiler de teléfonos y otros recursos para darle atenciones a la avalancha de turistas que se hacen presente durante los fines de semana.
    Me acerqué a un grupo de jóvenes, –que como aquella primera visita– libaban licor, pero no pelaban varas de mangle, sino que permanecían entretenidos intercambiando mensajes de textos por medio de sus móviles de última generación. Sin embargo, me dirigí a uno de ellos para decirle que hacía treinta años había conversado –en ese mismo sitio– con un viejo llamado “Mingo”, y me había contado con detalles la incursión del buque Panther en el año 1903. Pero mi  interlocutor, más que por soberbia que por cortesía interrumpió su concentración para responderme que ésa historia que me había contado “Mingo”, treinta años atrás, era del dominio del pueblo de San Carlos y no era motivo de asombro en este tiempo. 
    Sin embargo, esa actitud no me amilanó. Continué mi indagación hasta el final de la tarde con otros pobladores que me apoyaron de manera desinteresada hasta tener referencia no sólo de un “Mingo”, sino de dos.
    Según testimonio de la mayoría de los entrevistados ambos eran pescadores, cortadores de mangle y también narradores. Uno, murió en la isla de Zapara al comienzo de los ochenta. El Otro, fue recogido por sus familiares para ser internado en un asilo de Maracaibo sin llegarse a tener más datos sobre su paradero.
De modo que ese día retorné a la Costa Oriental del Lago sin saber nada del extraordinario narrador que esperaba sobrevivir hasta 1986, para ver por segunda vez sobre el cielo de San Carlos la palma incandescente del gran cometa Halley.

Flor Emmanuel González: primera zuliana en ganar un concurso nacional de belleza


Wunutpatta (José Dolores) Wayuu Aatpüshana
Héroe local y personaje de la gran nación wayuu
    José Dolores, del clan Aatpushana, quien en repetidas ocasiones fue reconocido por los gobiernos de Colombia y Venezuela como interlocutor válido entre ellos y los wayuu. Dolores participó en la Guerra de los Mil Días (1900-1903) al lado de los conservadores, propinando una derrota al general José Antonio Dávila, enviado del Presidente Cipriano Castro en ayuda de los liberales en Colombia. Recibió, al igual que el “chiotp”, distinciones de los presidentes Cipriano Castro y Rafael Reyes.” José Polo Acuña, universidad de Cartagena, anota;” Un viajero anotó lo siguiente sobre José Dolores a finales del siglo XIX: “[...] José Dolores, rico indio muy temido, de la casta de los “Atpushanas” está con frecuencia en guerra con los “Ipuanas”, los “Yusayús” y los “Cocinas”. Tiene dos tenientes bravos y muy temidos, “Joaquín” y Briaku”. Casado con una lindísima mestiza, hija de una india y un español, posee grandes rebaños y especialmente una raza de caballos muy renombrada”. Henri Candelier.

José dolores armo tres escuadrones uno de Colombianos una de venezolanos y otra de guajiros ,y cuando la batalla de Carrazua cerca del río ranchería  en río de hacha, donde el general Cipriano Castro siendo entonces presidente de Venezuela envío 3.000 venezolanos a pelear junto a los liberales colombianos a quienes apoyaba en contra de los conservadores , y cuando el general Dávila , venia derrotado por las márgenes del río ranchería el cacique José Dolores le salio al paso con 500 indios y le completo la derrota porque según el cacique José Dolores los revolucionarios liberales colombianos le habían comido muchos ganados de su propiedad”




Las anécdotas con mi tío   Koojinia (Virgilio Fernández) unos de los hijos del Torito Fernández en Paraguaipoa


Luis Fernández el chiout, nieto de uno de los segundos colonos de la guajira, el Coriano Juan Fernández e Hijo del Sinamaiquero José Trinidad Machado.



Yunaatta (José Leonardo Fernández) tataranieto de Juan Fernández uno de los segundos colonos de la guajira, primer medico wayuu e hijo del Torito Fernández.


CONCLUSIÓN


    La  ubicación de Guarero sobre una loma de arena firme la hacen apta para la agricultura y la cría de animales y se mantiene a salvo de las inundaciones, y en su sub.-suelo yacen venas de agua dulce a poca profundidad, que los nativos conocían muy bien y esta es una de las razones que los misioneros Valencianos (1740-49) fundaron Misión en la zona que la llamaron la misión de san Ramón de Paläajee, Patrono de los partos difíciles. en el convergen los caminos que vienen de las serranías de Guana, los que vienen de Riohacha , Colombia, estos a su vez se dirigen hacia Sinamaica y Maracaibo.
-luego de la independencia de Venezuela los Españoles salen por la vía del Cabo de la Vela que ya llevaba años de ser una ciudad de pescadores de perlas y piedras preciosas, lo que lleva a la cacería y matanza de sus antiguos pobladores.
     Juuweechipalä, (Juliet Chaparra), el más representativo en estas tierras, que bien debería de ser quien tenga la estatua en la plaza o en la entrada del pueblo de Paraguaipoa, así como también Shauläpaana (Yaurepara) en la entrada de Sinamaica y la estatua de  Wunutpaattá (José Dolores Atpüshana) en paraguachon, y el de Nigale en la entrada de Mara y en cada una de las islas del lago, los Mohanes líderes espirituales de los Zaparas los Toas y de los antiguos Aliles y Onotos; y devolver los nombres originarios de los pueblos y poblaciones de la gran nación wayuu.

(Lenin Alfonzo, Wayuu Aatpüshana).Walëerrü Sümainpaa wayuu, Iwout
(Guarero Marzo 2014).

Marcelo Morán Aaapüshana el Cronista, Junto al autor en un ameno intercambio de ideas en Guarero.





Comentarios

  1. Esta escultura deja en mi mente mas preguntas que respuestas Pero no deja de ser sensible su mensaje a través de los tiempos

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  2. la primera foto es del cerro de la teta?

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