A proposito de la fundacion de Paraguaipoa, hubo un levantamiento armado en 1770

HUBO UN LEVANTAMIENTO ARMADO LIDERIZADO POR WAYUUS Y KUCINAS EN 1770.
Existen otros casos de mestizos indios en la Guajira que ganaron poder, riqueza y prestigio en el contexto del contrabando y su papel como interlocutores entre la comunidad wayuu y la sociedad colonial. A manera de ejemplos están los casos de Juan de Amuscótegui y Luisa de Velasco, abuelos de Cecilio López Sierra, que como dijimos anteriormente fueron los primeros caciques reconocidos por las autoridades hispanas. A Juan de Amuscótegui también le fue conferido el grado de capitán y fue requerido por las autoridades de Riohacha para intervenir con miras a lograr un acuerdo que pusiese fin a las hostilidades de wayuus y cocinas que atacaban a la provincia por el año de 1701. Un hijo de él fue nombrado en 1728 “capitán de los indios guajiros”, José Lorenzo Salguero, quien tomaría las riendas de su padre como intermediario entre los hispanos criollos y los nativos no sujetos. Los sargentos mayores, también mestizos y zambos indios, jugaron un papel importante, como el que desempeñó Juan Josehp Ojeda, que estuvo mediando junto a Cecilio López Sierra en el conflicto hispano – wayuu. Ojeda aprovechó su cargo para contrabandear negros esclavos y otros géneros en la provincia de Riohacha. En un censo de pueblos de misiones capuchinas elaborados por los misioneros en la Guajira el sargento Ojeda aparece en posesión de nueve esclavos.
Junto al cargo de cacique mayor, las autoridades hispanas, en el intento de cooptar las autoridades propias de las parcialidades wayuu, nombraron capitanes de pueblos o asentamientos indios a los líderes de los respectivos apüshis, los cuales debían entenderse directamente con el cacique mayor. Así, por ejemplo Bernardo Ruiz de Noriega, socio de Cecilio López en la “pacificación” de la Guajira, "[…] en virtud de las facultades que me son concedidas, elijo y nombro al referido Pablo Majusare por capitán de las parcialidades que están y se hallan a su devoción en el terreno de Chimare, para que los gobierne y mande en todo y por todo [...] Al mismo tenor y con la misma fecha se le despachó título al capitán Moscote, a Don Balthasar, Joseph, a Don Thorivio Caporinche y Santiago de Heredia; todos cabezas de parcialidad". De igual forma, el “empresario pacificador” nombró capitán al indio Juan Jacinto en los terrenos que ocupaba Bahía Honda. Sin embargo, la articulación entre el cacique mayor y los capitanes de las parcialidades no funcionó totalmente porque éstos actuaban con frecuente independencia de aquel y de las autoridades hispanas por cuestiones referentes a la pesca de perlas, el contrabando y la ganadería, entre otros aspectos. Pero la introducción del cargo de capitán en las parcialidades wayuu también generó una lucha por el control del liderazgo y del poder al interior de las parcialidades nativas. Veamos algunas semblanzas de algunos de estos capitanes. Juan Jacinto, “Capitancito” y Arguasi fueron tres capitanes que habitaron y controlaron espacios entre el puerto de Bahía Honda y el estrecho de Parauje, cerca de la Laguna de Sinamaica. Las primeras informaciones que hemos podido encontrar sobre Juan Jacinto. (De esta apreciación histórica, puedo afirmar que el sitio denominado PARAUJE, proviene del vocablo wayuu Paaläa>jee, literalmente traducido al castellano; de donde proviene el mar, o frente al mar, se refiere a PARAGUAIPOA).
datan de abril de 1762, año en que Fray Antonio de Alcoy, prefecto de las misiones capuchinas de Riohacha y Santa Marta, hizo un recorrido partiendo del pueblo de Boronata hacia la Alta Guajira, identificando el sitio de Ypapá, lugar donde estaba ubicado el mencionado personaje, al mando de "[...] más de 700 almas". Juan Jacinto era un líder, un cabeza de parcialidad que ocupaba una posición estratégica en el centro del extremo norte de la península; se convertía en un eslabón que comunicaba el occidente y el oriente y estos dos a su vez con el norte en el puerto natural de Bahía Honda. Antonio de Arévalo lo describe brevemente en los siguientes términos: "Este indio es un hombre de valor según se ha experimentado aquí y aseguran muchos. Es hombre mozo de buen cuerpo, y robusto, ladino y experto [...]".
Sobre Juan Jacinto recayó parte de la dirección de las acciones armadas wayuu de 1769. Fue un elemento sobre el cual giró la convocatoria de las distintas parcialidades y dirigió las emboscadas contra las tropas hispanas y constantemente hostilizaba los poblados de españoles. Su capacidad de convocatoria era alta toda vez que aspiró a establecer alianzas con los indios Paraujanos, ubicados en las cercanías de la Laguna de Maracaibo y que ocupaban una posición estratégica entre esta ciudad y la de Riohacha. Según el comandante de Riohacha hacia 1770, Francisco de Baraya y La Campa, Juan Jacinto había enviado a un hermano suyo a reunir a los Paraujanos para cerrar la comunicación entre Maracaibo y Riohacha y de esta forma avanzar más fácilmente a esta última: "[...] Se continúan las novedades sobre Juan Jacinto, comprobándose por todas partes, y en este supuesto espero los auxilios que les tengo con toda prontitud, por la urgencia y necesidad que hay de ellos [...]", urgía el comandante Baraya. Los planes de Juan Jacinto de tomarse la capital Riohacha adquirirían una dimensión angustiante para las autoridades hispanas ya que el movimiento armado wayuu que se había iniciado el primero de mayo de 1769, aún no había acabado en octubre de 1770, es decir, un año y cuatro meses después.
Parece ser que los ataques de este indio se habían incrementado entre 1770 y 1776. Arévalo afirmaba que "El nominado indio Juan Jacinto [es] perjudicial para el sosiego que se solicitaba y se ha conseguido entre los indios, que ínterin no se distraiga de la providencia o se le de muerte no cesarán las inquietudes que mueve, y en lo sucesivo no se conviene de ejecutar estas tropelías será preciso acabar con él y su parcialidad". Finalmente, este líder indígena fue abatido en la ejecución de un plan que tenía como objeto atacar a la población de españoles de Bahía Honda, en el que habían concurrido la parcialidad de Juan Jacinto y otra más ubicada en el sitio de El Totumo. Juan Jacinto fue eliminado al tratar de escapar del fuego hispano. De él decía Antonio de Arévalo que era "[...] el indio, que hay memoria de sus travesuras y atrevimientos en toda la provincia, y en la de Santa Marta, porque allí ha llegado su malicia". Cabría preguntarse más a fondo por qué este líder nativo, que fue nombrado por las propias autoridades hispanas capitán, posteriormente los combatía. La respuesta a este problema está dada en el marco del contrabando, pues Juan Jacinto controlaba la entrada y salida de embarcaciones extranjeras que llegaban a contrabandear en ese puerto, actividad que le permitió acumular riquezas en cabezas de ganado y prestigio en la comunidad wayuu. En la salida de misión que hizo Fray Antonio de Alcoy, Prefecto Capuchino en las misiones de Riohacha hacia 1761, anotó en su diario de campo que Juan Jacinto era un indio rico y hablaba perfectamente el castellano. Por su parte Antonio, apodado el “Capitancito”, era el nativo que lideraba el pueblo de indios del Rincón. Fue allí donde se inició el movimiento armado de 1769 y donde se dieron cita las huestes indígenas de las distintas parcialidades wayuu para iniciar  acciones bélicas. Este personaje tenía una buena aceptación entre las parcialidades, "[...] lo miran como a su redentor, porque fue el que levantó la voz en la sublevación y el que los acaudilló y sostuvo la guerra que hicieron". A diferencia de la parcialidad que lideraba Juan Jacinto, la del “Capitancito” conformó el pueblo del Rincón, desde el cual entró en contradicciones con otro líder, Simón Mejía, quien era apoyado por las autoridades hispanas. Meses atrás el mencionado “Capitancito” había destruido el pueblo en el marco del movimiento armado de 1769 y se negaba a erigirlo nuevamente. Las autoridades intentaron fundar el pueblo del Rincón valiéndose de Simón Mejía, quien le entró a disputar el liderazgo al “Capitancito. La disputa por los liderazgos wayuu durante el siglo XVIII estuvo mediada por el contrabando, la posesión del ganado y el consecuente poder político que estos generaban, promoviendo de esta manera el surgimiento de nuevos modelos de riqueza basados en estas actividades, a las cuales se sumaba el poder de reconocimiento de parte de las autoridades hispanas con la introducción de los cargos de capitanes. Desde este punto de vista, la redefinición del liderazgo wayuu era impulsada tanto por los nuevos modelos de riqueza que generaban jerarquía social como por la intervención directa de las autoridades españolas.
La disputa por el liderazgo estuvo enmarcada en el mismo contacto con los misioneros capuchinos y los militares que intentaron erigir pueblos de misión y pueblos de indios. En este proceso las autoridades nombraron capitanes indígenas en los respectivos pueblos recién fundados, cuyos habitantes procedían de distintas parcialidades con diferentes grados de riqueza y jerarquía social. Esto ocasionó una disputa entre los líderes de las diversas parcialidades por obtener el bastón de capitán y por tanto el control de los pueblos. Así sucedió con la refundación de algunos de ellos que habían sido quemados en el movimiento armado de 1769, como el de La Cruz, cuyo capitán, Félix Cigarroa, nombrado por las autoridades hispanas, entró en agudas contradicciones con Manuel Guinzarare por el control del nuevo pueblo . Con el pueblo de Orino sucedió algo similar. El bastón de capitán en este pueblo le había pertenecido a Bernardino Peñaranda, apodado “Blancote”, muerto por las tropas hispanas en el transcurso del movimiento armado de 1769. El bastón de capitán recayó luego en su sobrino Antonio de Heredia y no sobre sus hijos Felipe y Cayetano, quienes lo reclamaban para sí. Antonio de Arévalo, quien medió en el conflicto, resolvió el problema nombrando Alféreces tanto a Cayetano como a Felipe. El pueblo perlero de Carrizal también fue objeto de disputas internas. En su formación intervinieron dos parcialidades, la que comandaba el líder Baltasar José y la que lideraba Francisco Bermúdez. Alcoy los registró en su salida de reconocimiento: “Hay una parcialidad de indios, que pasan entre chicos y grandes de 700, cuyo capitán es Baltasar José. Estos indios son los obligados al buceo de las perlas”. Distante una legua de allí habitaba Francisco Bermúdez, nativo rico que poseía numerosas cabezas de ganado, “[...]con muchos indios parciales suyos pertenecientes a su comando [...]”. Tanto Baltasar como Francisco aspiraban cada uno por su cuenta a tener el control del pueblo, lo que se resolvió dándole a Baltasar el bastón de capitán y a Francisco el cargo de alcalde. Es probable que por estas disputas hubiese resultado posteriormente en 1767 la muerte del capitán Baltasar José, en cuyo reemplazo fue nombrado su hermano Pacho Gámez.
El pueblo de Carrizal resultó sensible a las atenciones por parte de las autoridades hispanas toda vez que allí se realizaban a diario, sobre todo en los meses de septiembre a octubre, transacciones alrededor de la compra y venta de las perlas que pescaban los indios. Comerciantes riohacheros y contrabandistas extranjeros, entre otros, se daban cita en Carrizal para obtener las codiciadas perlas. Las autoridades siempre estaban al tanto de controlar la pesquería para que se le pagara el Quinto por parte de los indios, cosa que a menudo no ocurría. El capitán de este pueblo poseía entonces un poder incalculable ya que sus hombres, los nativos subordinados a él, realizaban el arduo trabajo de bajar al fondo del mar por las perlas y él era quien disponía a quién vendería la mercancía. El ritual de estas actividades es descrito por Antonio de Arévalo de la siguiente manera:
“Al amanecer volvió la lancha a tierra. Se mandó aviso a Pacho Games a su casa que está a 1 ½ leguas de la costa, y pasaron a bordo de la balandra seis indios en un cayuco grande [...]en tierra se hallaron hasta 120 indios, 12 cayucos, que sirven para la pesca de las perlas en aquellas costas; que hay ocasiones, como es en octubre, que está la mar muy sosegada, que salen de 60 a 70 cayucas con dos o tres indios cada una, a hacer la pesca en tres brazas de fondo y no más; y los vecinos de la ciudad de los Remedios del Río de el Hacha pasan allí a hacer el rescate, llevando varias especies de víveres, coral, abalorios y otras cosas para hacerle. Y es sin duda el renglón de conocida utilidad que tienen aquellos vecinos, pero muchos años hace que los quintos a su Majestad no han tenido valor. Esto no hay duda que consiste en [el] poco cuidado y mal gobierno de los que deben celarlos, porque todos buscan utilizarse en ese trato.”
Las autoridades hispanas siempre actuaron con cautela con este capitán y evitaban el choque frontal con él no solamente por lo que la pesca de perlas representaba para las arcas de Riohacha, sino porque en esta actividad había empresarios de la ciudad que presionaban porque los controles fueran mínimos.
En la Alta Guajira existieron algunos capitanes poderosos, tales como Caporinche, Pablo Majusares y Antonio Paredes. Eran indios acaudalados y poseían muchas cabezas de ganado; el primero de ellos dominaba el territorio correspondiente a la Serranía de la Macuira, la cual presenta la mayor altura de las cuatro serranías existentes en la Guajira, con poco menos de 900 metros sobre el nivel del mar; posee unos 30 kilómetros de largo (SENE) y menos de 13 kilómetros en su parte más ancha; era uno de los territorios más fértiles durante el siglo XVIII: "[...] sólo hay buena agua y en abundancia en [...] Macuira [...] en cuyas tierras tienen los indios platanares batatas, yuca, maíz y otros frutos que se dan o producen en tierras húmedas y jugosas de su temperamento". El alférez José Nicolás de la Rosa ya identificaba en la primera mitad del siglo XVIII a Caporiche como un indio que tenía caudal y que vivía " [...] en la provincia de Hipapá, entre Bahía Honda y Chichibacoa". De él se decía que había sido llevado por los holandeses a Curazao para establecer pactos directos entre ellos y su parcialidad, con el fin de colaborarse mutuamente en las actividades contrabandistas.
Pablo Majusares y Antonio Paredes tenían dominio y séquito sobre el territorio conocido con el nombre de Chimare, que al igual que Macuira, era un terreno fértil y por donde fluían las aguas del río Chimare. Ambos personajes tenían al mando "[...] más de dos mil indios, diestros los más en el manejo de las armas de fuego, a más de las flechas que usan y bien apertrechados de municiones [...]". En uno de sus diarios de campaña registra Arévalo que en Chimare habían muchos corrales de ganado y "mucho de este que no se pudo contar". Ambos indios poseían una gran riqueza representada en Cabezas de ganado. Las tierras de Macuira y Chimare eran de las más fértiles de la provincia y las que ocupaban una posición estratégica sumamente importante; su colonización y el establecimiento de bases militares en esa zona eran una de los proyectos que las autoridades españolas tenían en mente.
El liderazgo de estos capitanes y el control que tenían de sus territorios al contrario de lo que ocurría con los que se encontraban cerca de la ciudad de Riohacha, fue estable, así lo confirma la trayectoria de Caporinche, quien desde mediados de 1720 estuvo comandando sus hombres en Macuira hasta 1770 aproximadamente. Quizás esto tuvo que ver con la capacidad de control - que se derivaba en parte del prestigio y la riqueza- que tuvieron estos líderes con sus respectivas parcialidades, pues en perspectiva comparativa las que se encontraban contiguas a Riohacha no eran tan ricas y sus capitanes tuvieron muchos problemas en mantener su liderazgo, pero también porque estaban más cerca de las autoridades hispanas y la incidencia de éstas en el liderazgo era mayor, por lo que la situación se volvía más voluble.”(..)
El antropólogo wayuu (Colombia) Wilder Guerra ha señalado esta situación en la actualidad, argumentando que desde la sociedad nacional a través de intereses de dirigentes políticos, funcionarios y comerciantes - que pueden ser hombres o mujeres mestizos - se intentó vincularse con jefes tradicionales wayuu, cuyo poder despótico aseguraba un gran número de seguidores y una clientela permanente en diversas actividades incluyendo la electoral. Guerra, basado en Benson Saler, sostiene que estos líderes poco o nada tienen que ver con los consensuales jefes tradicionales wayuu, y tratarán siempre de sacar ventaja en este ámbito de intermediarios, desconociendo e incluso enfrentando a sus propios parientes. (Weilder Guerra Curvelo, La disputa y la palabra. La ley en la sociedad wayuu. Bogotá, Ministerio de Cultura, 2002, 327 p.; pp. 92 - 94. )
Desde este punto de vista los líderes mestizos no representarían un elemento que diera la posibilidad de una reconstitución étnica. Nosotros pensamos que esta no parece ser la situación por lo menos durante la segunda mitad del siglo XVIII. El mestizaje en la Guajira no supuso la desintegración de la comunidad Wayuu, más bien se enriqueció y fortaleció porque los mestizos fueron asumidos en la comunidad nativa tal como lo han señalado varios autores.( Eduardo Barrera Monroy, Mestizaje, comercio y resistencia. La Guajira durante la segunda mitad del siglo XVIII), pp. 69 - 76.127
 Marta Herrera ha señalado que los pueblos tanto de indios como de misión fueron erigidos por un interés religioso que resultaba estratégico para el control político de las comunidades nativas; la diferencia radicaba en que los pueblos de misión eran parte de una fase transitoria de adecuación al orden colonial, mientras que en los pueblos de indios esta fase había sido superada y se encontraban establecidas las normas legales y las autoridades civiles, militares y religiosas. Marta Herrera Ángel, Ordenar para controlar (Ordenamiento espacial y control político en las Llanuras del Caribe y en los Andes Centrales Neogranadinos. Siglo XVIII).Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2002, 343 p.; pp. 83 – 86; “Ordenamiento espacial de los pueblos de indios: dominación y resistencia en la sociedad colonial”, Fronteras, 2, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1998, pp. 93 – 128; p. 99.
 El propósito de las misiones con el tiempo era transformar a los nativos en agricultores sedentarios que pagaran un tributo y vivieran acorde a las leyes de la iglesia. Robert Jackson, “Una frustrada evangelización: las limitaciones del cambio social, cultural y religioso en los “pueblos errantes” de las misiones del desierto central de la Baja California y la región de la costa del Golfo de Texas”, Fronteras de la Historia, 6, Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2001, pp. 9 – 36.
-he aquí algunos escritores e investigadores sobre la cultura wayuu bien documentados y con fechas verificables en los archivos de ambos países (Colombia y Venezuela) esto con la intención de que hoy en día los mismos misioneros banalizan estos datos y quieren hacer creer que eran designios de dios, y no de intereses capitalistas, igual terminas venerando santos europeos, y cambiando los nombres de nuestros pueblos o sitios con nombres acuñados en España;
- ahora compartamos un breve silencio en memoria de nuestros antepasados gloriosos que tantas riquezas entregaron a la corana española……
Paraguaipoa era apenas una ranchería. es fundada en 1880; esta colonia militar se considera la entrada de Venezuela al territorio wayuu, sirve también para controlar el paso terrestre al país exigiéndosele a los comerciantes la presentación de pasaporte y una guía para las mercancías. A los indígenas se les pedía información acerca del lugar de donde provenían, su destino y datos personales así como el número de animales que conducían ..
-pero antes de eso comentemos, que siendo que el mestizaje entre el wayuu no desintegro al pueblo wayuu, sino que fueron asumidos por la misma, pero solamente para aprovecharlos a sus propios intereses, tal como ya leímos de los escritos por los españoles, aunque los investigadores contemporáneos niegan que sea negativo si no muy beneficioso para el pueblo,¿ serán hermanos los que valiéndose de su condición de mestizos negocian con los criollos la venta de sus propios hermanos de sangre para ser utilizados como esclavos? en las fincas del sur del lago de Maracaibo, y en algunas casas de ricos en Maracaibo, y no solamente en la ciudad, sucedía este crimen, sino en las fincas de criollos de wayuus acaudalados del municipio Páez, de ese tiempo y en casa de familias de paraguaipoa estoy hablando de lo que sucedió a finales del 1880 y hasta a mediados de 1900, de esto trataremos mas adelante sobre esta aberración y crimen contra un pueblo indefenso, que tampoco se debe negar, que grupos comandados por  valerosos wayuus y Kucinas  batallaron en contra de esta practica y que también a la larga fueron absorbidos por la burocracia de ese tiempo, así como ahora sucede en la actualidad, desde  tiempos de la colonia a existido esta dualidad de intereses, pero los que murieron “con las botas puestas” como Juuweechipalä, muerto en combate en Kaimaalü (caimare chico 1886) por cierto lo asesina, el jefe de fronteras el general Rudecindo González alias el cachimbo, el historiador Matos Romero, dice que con solo 40 hombres contra 300 Kucinas montados a caballos, cuando fue al contrario, hay indicios escritos que las guerrillas wayuu y Kucinas  tenian hasta cañones facilitados por holandeses piratas y mercenarios que frecuentaban la gran nacion wayuu por las costas desde castilletes hasta Jepirra (cabo de la vela ) quizás con el intercambio comercial que mantenían los wayuus de perlas, hoja de coca (Hayo )y el fruto del divide sujüjülaa itchii.
-Con el termina los dominios de los Kucinas , en Guarero, quedando las lomas de Guarero bajo los dominios de los Wayuus, y sus segundos pobladores, mestizos y extranjeros. fue sin duda el líder kucina, Juuweechipalä,, (Juliet Chaparra), el mas representativo en estas tierras, que bien debería de ser quien tenga la estatua en la plaza o en la entrada del pueblo de paraguaipoa, así como también Shauläpaana (yaurepara) en la entrada de Sinamaica y la estatua de  Wunutpaatá (José Dolores Atpushanaa)  en paraguachon, y el de Nigale  en la entrada de Mara y en cada una de las islas del lago, los Mohanes lideres espirituales de los Zaparas los toas y de los antiguos Aliles y Onotos; y devolver los nombres originarios de los pueblos y poblaciones de la gran nación wayuu.
Con fecha de 25 de agosto de 1.874, Antonio Guzmán Blanco Presidente Constitucional de los Estados Unidos de Venezuela, decreta la creación del Territorio Federal Guajira, el cual estaba bajo la autoridad de un gobernador, quien establecerá su residencia en Sinamaica, por ser esta localidad la capital del territorio Federal Guajira.”
SE TRASLADA LA CAPITAL DEL TERRITORIO FEDERAL GUAJIRA A PARAGUAIPOA.
Con fecha 12 de noviembre de 1.880 y según Decreto Número 2.249, Guzmán Blanco ilustre americano, pacificador, regenerador, y presidente de los Estados Unidos de Venezuela, traslada la capital del Territorio Federal Guajira al punto denominado "Paraguaipoa".
-“Acosta Saignes, preocupado por las tendencias racistas observadas en algunas sociedades occidentales nos escribe ) Un mito racista: el indio, el blanco, el negro, mediante el cual hace una serie de aserciones para defender los grupos sociales de prejuicios étnicos que consideran al negro y al indígena como seres inferiores por su color y por su condición social. Ninguno de estos elementos, ni la capacidad craneal, determinan el grado intelectual de los seres humanos, como lo hacen saber teóricos racistas. Son otros elementos, la salud de los órganos del cuerpo y la buena alimentación, lo que puede influir en la capacidad del pensamiento. Lo que ha venido sucediendo, es el reflejo de una profunda crisis existencial, donde el ser humano sumido en la individualidad y el egoísmo se vuelve excluyente, negando los derechos a los más humildes como es el caso de los indígenas. Acosta Saignes, en  Los derechos de los pueblos indígenas, aborda varios aspectos referentes a la vida de estas poblaciones, enfocando los elementos que desequilibran la estructura que ellos conforman como cultura y como sociedad, pues sistemicamente se les han negado sus derechos siendo explotados, despojados de sus tierras, sometidos a esquemas culturales exógenos y maltratados física y moralmente. Acosta Saignes, es muy enfático al hacernos entender que no sólo en la época colonial los indígenas fueron víctimas del imperialismo y el colonialismo, de igual modo, en nuestro presente histórico, se observa la presencia de neocolonialistas que todavía pretenden imponer la religión con las mismas excusas de “civilizar a los indígenas”.
En 1.757, Sinamaica era un pequeño conglomerado de casas a ambos lados de camino Real de los Españoles que iban de Maracaibo a Riohacha
En 1.739. Paso la península a depender del Virreinato de Nueva Granada.
El 1ro de Septiembre de 1.774 misioneras de Santa Marta iniciaron la creación del pueblo con el nombre de San Bartolomé, los aborígenes lo llaman Karouya para 1.776 aparece como fortaleza.
Para 1.777 se crea la Capitanía General y Maracaibo es segregado del Virreinato de Santa Fé y no quedo claro a quien pertenecía la villa de Sinamaica y su jurisdicción, pasándola a la Provincia de Maracaibo en el año de 1.792.
El 22 de abril de 1.864, toda la territorialidad Guajira tuvo dependencia en las autoridades del Distrito San Rafael y Sinamaica que venían funcionando como parroquia eclesiástica; se convirtió en Parroquia Civil del cantón de Maracaibo, 20 años después desaparece el Territorio Federal Guajiro y los Municipios que lo integran (Sinamaica-Paraguaipoa) pasaron a formar parte de un régimen especial de Maracaibo.
En 1.876 se crea un nuevo Distrito que recibió el nombre de Distrito Páez, integrado por los Municipios Sinamaica y Guajira, con capital Sinamaica.
Para 1985 por decreto de la asamblea Legislativa los Distritos se convierten en Municipios; El Municipio Páez fue fundado en 1.989 y entra en vigencia el 1ro de enero de 1.990.
El Municipio toma su nombre del general José Antonio Páez. Primer Presidente de la Republica de Venezuela (1.831-1.835). Nació en Curpa, Estado Portuguesa en 1.790, y murió en Nueva York, Estados Unidos de América en 1.873.
José Antonio Páez fue un importante militar y prócer de la Independencia. Su actividad política incluyo tres periodos no consecutivos como Presidente de la República. En su primer periodo firman el decreto que nombra al Coronel Agustín Codazzi como oficial facultativo para la elaboración de los mapas de las Provincias de Venezuela.
Durante su segundo periodo (1.839-1.843) ejecuta importantes medidas tales como obra de vialidad, reformas a la enseñanza y medidas económicas que mejoran la situación fiscal de la nación.
 “Los procesos de movimiento y encuentros humanos son complejos y de larga data. Los centros culturales, las regiones y territorios delimitados, no son anteriores a los contactos, sino que se afianzan por su intermedio y, en ese proceso, se apropia, de los movimientos incansables de personas y cosas, y los disciplinan” (Clifford, 1999: 14).
La fundación de Paraguaipoa sirvió para facilitar la proyección de Venezuela en el territorio de los guajiros, consolidar el avance de su frente agrícola y ganadero, además de servir como base de apoyo a las frecuentes y organizadas expediciones esclavistas que asolaron los asentamientos indígenas del norte de la península hasta bien entrado el siglo XX.
“La tendencia general de las migraciones en el período 1880–1940 (...) llevó a la población wayuu desde la Alta hacia la Media Guajira en busca de agua y pastos para sí y para sus animales. Fue un gran proceso de reubicación de los clanes que habitaban tradicionalmente en la parte Alta de la Península, que muchas veces se apoyaban en sus “parientes” afincados en el sur, y que consistió en general en la búsqueda de asentamiento alrededor de las regiones aledañas a San Antonio, Hatonuevo, Carraipía, Maicao [en Colombia] y Paraguachón, [Guarero, Los Filúos y Paraguaipoa en Venezuela] verdadero cordón de poblaciones a todo lo largo y ancho de la franja de la Media Guajira, rica en general en dichos recursos y en la variedad ecológica propia del conjunto de la tradicional zona de refugio” (Vázquez, 1982: 44).
En Venezuela desaparece, en 1896, el Territorio Federal Guajira con la creación del Distrito Páez y los municipios Guajira y Sinamaica. De 1880 hasta 1930, en cincuenta años, se estructuró la gran contradicción en la historia de los wayuu. Su región fue reconocida oficialmente como tal, hasta el punto de dar nombre al actual Departamento de la Guajira, en el lado colombiano, justamente cuando los wayuu habían perdido, por la vía de su reducción, el centro de ella, o por el lento y confuso camino del mestizaje en las zonas periféricas, el control y la integral relación con su habitad ancestral (Vázquez, 1982: 30). El territorio adquirió su nombre cuando sus ancestrales habitantes empezaban a emigrar de él y a transformar la identidad que los sustentaba.
En el año de 1927 se produce el surgimiento de Maicao, ciudad que evoluciona a partir de un puerto de aduana fronterizo colombiano y del establecimiento espontáneo de comerciantes de la región en este punto cercano a Venezuela. Se fundó la población de Uribia en 1935, alrededor de una plaza circular, en pleno centro del territorio indígena, lo cual permite un mayor control del interior de la península y de los puertos cercanos y al mismo tiempo se constituye en una avanzada para la colonización del norte de la península Guajira.
En el siglo XX la presencia criolla aumentó a lo largo de la margen sur del territorio de la península, e igualmente se han intensificado las interacciones entre ambos grupos. La población wayuu predomina al norte de la carretera que comunica a Riohacha, Maicao, Paraguaipoa y Maracaibo; en esta vasta región se encuentran núcleos de criollos, en Uribia y Manaure, por ejemplo, pero se trata de pequeñas islas en un mar wayuu. Al sur de la carretera que mencionamos, hay muchos wayuu, pero también hay mucho más criollos.


 DECRETO DE LA CREACION DE LA GUARNICION DE PARAGUAIPOA

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AFICHE DEL CENTENARIO




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